La literatura se inicia con la religión cuando a través de mitos se dan explicaciones sobre lo inexplicable (pues no existía ciencia ni escuelas ni libros como hoy en día). De todas las expresiones literarias de la antigüedad la que se destaca por si riqueza y su gran profundidad filosófica es la literatura griega. La principal diferencia es que ellos concibieron unos dioses que sólo se distinguían de los humanos por sus poderes, pero que albergaban en sus espíritus los mismos defectos de cualquier mortal. Los dioses, por tanto, podían ser infieles, ladrones, homosexuales, mentirosos, belicosos, traidores, y otras joyitas más. Sin duda una concepción bastante sabia del poder, a diferencia de otras religiones que se fuerzan a imaginar un dios perfecto.
Los dioses griegos eran antropomorfos (tenían forma humana), sin embargo existían numerosos monstruos de apariencia terrorífica como la Gorgona (con cabellos de serpiente), Escila (un monstruo marino de seis cabezas), Campe (guardiana del Tártaro que tenía cuerpo de mujer, debajo de la cintura cuerpo de reptil y una cola de escorpión en la espalda) o la famosa Esfinge que reta a Edipo (la esfinge tenía cuerpo de león, alas de águila, cabeza de mujer y cola de serpiente).
Los griegos se consideraban una especie de juguete de los dioses. Si ellos decidían (¡por razones tan tontas como una simple apuesta entre ellos!) llevar a la desgracia o quitarle los favores a una persona o pueblo entero, lo hacían y a los mortales apenas les quedaba la esperanza de recuperar los favores de los dioses a través de ruegos y holocaustos. En La Ilíada de Homero se cuenta como los dioses intervenían, muchas veces por puro capricho, en la guerra.
Por otro lado, los dioses, aunque tenían defectos como los mortales, tenían algo que ningún humano tenía (aparte de sus poderes, claro está: su palabra. Si un dios griego daba una promesa debía cumplirla, era imposible que un dios no cumpla con su palabra, incluso si su promesa hará daño al mismo dios. Ejemplos de estas promesas son las de Apolo a su hijo Faetón (le había pedido conducir su carro por un día, este carro era el sol; pero hizo tantos destrozos que Zeus lo mató con un rayo) o de Zeus a Semele (ella era su amante y le pidió que se muestre en todo su esplendor de dios; cuando Zeus lo hizo, los rayos la quemaron).
Los castigos que imponían los dioses eran muy duros. Por ejemplo, Prometeo fue encadenado a una roca y todos los días un águila le comía las entrañas. Tántalo fue condenado a padecer eternamente de hambre y sed aunque tenía al alcance de la mano agua y frutas. Sísifo fue condenado a llevar una roca a la cima de una colina, pero cada vez que estaba a punto de llegar la roca rodaba y regresaba al inicio.
Por último, la religión griega ordenaba la hospitalidad con el huésped. Por eso no debemos extrañarnos que en las historias griegas una persona le abra la puerta de su casa tan fácilmente a cualquier extraño que llegue y le convide de comer y le dé las mejores comodidades como si de su familia se tratara (hoy nadie haría eso con un extraño, ¿o sí?).
Antigua Grecia
2. CONOCIMIENTOS PREVIOS
Recordemos el contexto histórico de Grecia.
3. CONTENIDOS BÁSICOS
Literatura Griega
La literatura de los pueblos de habla griega desde finales del segundo milenio a.C. hasta la actualidad se desarrolló como expresión nacional con escasas influencias exteriores hasta el periodo helenístico y tuvo un efecto formativo en toda la literatura europea posterior.
PERIODO PRIMITIVO: Los escritos del periodo primitivo de la literatura griega son, casi en su totalidad, textos en verso.
1. POESÍA ÉPICA
Los primitivos habitantes de Grecia, los pueblos de las civilizaciones egea y micénica, poseyeron una literatura oral compuesta en su mayor parte por canciones que hablaban de las guerras, las cosechas y los ritos funerarios. Los helenos se apropiaron de estas canciones en el segundo milenio a.C. y, aunque no se conserva ningún fragmento, los cantos de los aedos (poetas) dedicados a los héroes anticipan la poesía épica.
La épica griega alcanzó su máximo esplendor con la Ilíada y la Odisea de Homero, aunque se cree que pueden ser obra de una sucesión de poetas que vivieron a lo largo del siglo IX a.C. Escritos en dialecto jónico con mezclas eólico, la perfección de sus versos indica que los poemas son la culminación, más que el principio, de una tradición literaria. Los poemas épicos homéricos se difundieron en las recitaciones de cantores profesionales que, en sucesivas generaciones, alteraron el original, actualizando el lenguaje. Esta tradición oral se mantuvo durante más de cuatro siglos.
HOMERO Y SU OBRA
Homero, nombre tradicionalmente asignado al famoso autor de la Ilíada y la Odisea, las dos grandes epopeyas de la antigüedad griega. Nada se sabe de su persona, y de hecho algunos ponen en duda que sean de él estas dos obras. Sin embargo, los datos lingüísticos e históricos de que se dispone, permiten suponer que los poemas fueron escritos en los asentamientos griegos de la costa oeste de Asia Menor, hacia el siglo IX a.C.
LA ILÍADA Y LA ODISEA
Las dos epopeyas narran hechos legendarios que supuestamente ocurrieron muchos siglos antes de la época en que fueron escritas. La Ilíada se sitúa en el último año de la guerra de Troya, que constituye el telón de fondo de su trama. Narra la historia de la furia del héroe griego Aquiles. Insultado por su comandante en jefe, Agamenón, el joven guerrero Aquiles se retira de la batalla, abandonando a su suerte a sus compatriotas griegos, que sufren terribles derrotas a manos de los troyanos. Aquiles rechaza todos los intentos de reconciliación por parte de los griegos, aunque finalmente cede en cierto modo al permitir a su compañero Patroclo ponerse a la cabeza de sus tropas. Patroclo muere en el combate, y Aquiles, presa de furia y rencor, dirige su odio hacia los troyanos, a cuyo líder, Héctor (hijo del rey Príamo), derrota en combate singular. El poema concluye cuando Aquiles entrega el cadáver de Héctor a Príamo, para que éste lo entierre, reconociendo así cierta afinidad con el rey troyano, puesto que ambos deben enfrentarse a la tragedia de la muerte y el luto.
El pasaje que a continuación se incluye muestra la ansiedad de Helena al saber que la guerra está por concluirse. Entonces acude presurosa a la muralla para ver a su esposo Menelao, que todavía tendrá que batirse en un duelo singular. Los ancianos de la ciudad, al verla tan bella, justifican que por su causa se haya producido esta guerra.
FRAGMENTO DE LA ILÍADA
Iris, por otro lado, a Helena
de blancos brazos, llegó mensajera,
a una de sus cuñadas parecida,
la que Helicaon, el hijo de Anténor,
tenía por esposa, Laodica,
por su semblante la más distinguida
de las hijas que Príamo tenía.
Hallóla en su palacio, donde ella
un gran lienzo de púrpura tejía,
un doble manto en el que bordaba
numerosos trabajos de troyanos,
domadores de potros, y de aqueos
de broncíneas corazas pertrechados (equipados)…
Y plantándose cerca,
díjole Iris, la de pies ligeros:
«Ven aquí, mi querida jovencita,
para que hazañas veas portentosas,
de troyanos, de potros domadores,
y de aqueos de broncíneas cotas (armaduras),
que antes iban unos contra los otros
por la llanura conduciendo a Ares,
de lágrimas cuantiosas responsable,
la malhadada guerra anhelando;
ahora ya en silencio se están quietos,
pues la guerra ha cesado,
en sus propios escudos reclinados,
y en la tierra hincadas junto a ellos
están sus largas picas (aguijones).
Mas luego, sin embargo, Alejandro
y Menelao, caro a Ares,
empuñando largas picas, por ti habrán de batirse,
y de aquel que consiga la victoria
vas a ser tú llamada cara esposa.»
Así dijo la diosa
y en su pecho infundió dulce deseo
de su primer esposo,
su ciudad y sus padres;
y tocada de finos velos blancos,
al punto se salía de la estancia
deprisa, tierna lágrima virtiendo
no sola, que con ella también iban
dos servidoras, Etra
la hija de Piteo,
y Clímena, la de ojos de novilla.
Y prontamente luego
se iban acercando
a donde estaban las puertas Esceas.
…muy discretos entrambos (ambos),
sentados se encontraban
los ancianos del pueblo todos ellos,
de las puertas Esceas por encima,
por vejez de la guerra retirados,
mas bravos oradores semejantes
a las cigarras que en medio del bosque,
en un árbol posadas,
emiten una voz que es como un lirio;
tales los jefes eran, justamente,
de los troyanos, que estaban sentados
en la torre adosada (acercada) a la muralla.
Y éstos, pues, cuando vieron
a Helena encaminándose a la torre,
hablábanse los unos a los otros,
con aladas (rápidas) palabras, quedamente:
mas Príamo en voz alta llamó a Helena:
«Ven aquí, amada hija
y de mí por delante toma asiento,
para que a tu primer marido veas
y a sus parientes y a sus amigos;
(no eres tú para mí en nada culpable,
pues para mí culpables son los dioses,
que esta guerra de aqueos lacrimosa
contra mí han impulsado);
dime, asimismo, el nombre
de este varón enorme, de este aqueo,
quién es este guerrero noble y alto.
En verdad otros hay aún más altos
que le aventajan en una cabeza,
pero varón tan bello yo hasta ahora
jamás he contemplado con mis ojos,
ni tan majestuoso,
pues a un rey se parece.»
Y a él Helena, divina entre mujeres,
con palabras, así le respondía:
«Me inspiras reverencia, suegro amado,
y, al mismo tiempo, espanto.
¡Ojalá la cruel muerte
me hubiera sido grata
cuando hasta aquí seguía yo a tu hijo,
habiendo abandonado
mi habitación nupcial y a mis parientes
y a mi hija querida tiernamente
y al amable grupo
de las amigas de mi misma edad!
Pero eso exactamente
no fue lo que ocurrió,
por lo cual yo ahora
me consumo llorando.
Pero eso he de decirte
por lo que me preguntas y que inquieres:
Ese es el Atrida
Agamenón de dilatado imperio,
rey noble al mismo tiempo
que esforzado lancero;
en otro tiempo él era mi cuñado
(de mí, ¡cara de perra!),
si es que otro tiempo hubo en que lo era.»
de blancos brazos, llegó mensajera,
a una de sus cuñadas parecida,
la que Helicaon, el hijo de Anténor,
tenía por esposa, Laodica,
por su semblante la más distinguida
de las hijas que Príamo tenía.
Hallóla en su palacio, donde ella
un gran lienzo de púrpura tejía,
un doble manto en el que bordaba
numerosos trabajos de troyanos,
domadores de potros, y de aqueos
de broncíneas corazas pertrechados (equipados)…
Y plantándose cerca,
díjole Iris, la de pies ligeros:
«Ven aquí, mi querida jovencita,
para que hazañas veas portentosas,
de troyanos, de potros domadores,
y de aqueos de broncíneas cotas (armaduras),
que antes iban unos contra los otros
por la llanura conduciendo a Ares,
de lágrimas cuantiosas responsable,
la malhadada guerra anhelando;
ahora ya en silencio se están quietos,
pues la guerra ha cesado,
en sus propios escudos reclinados,
y en la tierra hincadas junto a ellos
están sus largas picas (aguijones).
Mas luego, sin embargo, Alejandro
y Menelao, caro a Ares,
empuñando largas picas, por ti habrán de batirse,
y de aquel que consiga la victoria
vas a ser tú llamada cara esposa.»
Así dijo la diosa
y en su pecho infundió dulce deseo
de su primer esposo,
su ciudad y sus padres;
y tocada de finos velos blancos,
al punto se salía de la estancia
deprisa, tierna lágrima virtiendo
no sola, que con ella también iban
dos servidoras, Etra
la hija de Piteo,
y Clímena, la de ojos de novilla.
Y prontamente luego
se iban acercando
a donde estaban las puertas Esceas.
…muy discretos entrambos (ambos),
sentados se encontraban
los ancianos del pueblo todos ellos,
de las puertas Esceas por encima,
por vejez de la guerra retirados,
mas bravos oradores semejantes
a las cigarras que en medio del bosque,
en un árbol posadas,
emiten una voz que es como un lirio;
tales los jefes eran, justamente,
de los troyanos, que estaban sentados
en la torre adosada (acercada) a la muralla.
Y éstos, pues, cuando vieron
a Helena encaminándose a la torre,
hablábanse los unos a los otros,
con aladas (rápidas) palabras, quedamente:
mas Príamo en voz alta llamó a Helena:
«Ven aquí, amada hija
y de mí por delante toma asiento,
para que a tu primer marido veas
y a sus parientes y a sus amigos;
(no eres tú para mí en nada culpable,
pues para mí culpables son los dioses,
que esta guerra de aqueos lacrimosa
contra mí han impulsado);
dime, asimismo, el nombre
de este varón enorme, de este aqueo,
quién es este guerrero noble y alto.
En verdad otros hay aún más altos
que le aventajan en una cabeza,
pero varón tan bello yo hasta ahora
jamás he contemplado con mis ojos,
ni tan majestuoso,
pues a un rey se parece.»
Y a él Helena, divina entre mujeres,
con palabras, así le respondía:
«Me inspiras reverencia, suegro amado,
y, al mismo tiempo, espanto.
¡Ojalá la cruel muerte
me hubiera sido grata
cuando hasta aquí seguía yo a tu hijo,
habiendo abandonado
mi habitación nupcial y a mis parientes
y a mi hija querida tiernamente
y al amable grupo
de las amigas de mi misma edad!
Pero eso exactamente
no fue lo que ocurrió,
por lo cual yo ahora
me consumo llorando.
Pero eso he de decirte
por lo que me preguntas y que inquieres:
Ese es el Atrida
Agamenón de dilatado imperio,
rey noble al mismo tiempo
que esforzado lancero;
en otro tiempo él era mi cuñado
(de mí, ¡cara de perra!),
si es que otro tiempo hubo en que lo era.»
La Odisea narra el regreso del héroe griego Odiseo (Ulises en la tradición latina) de la guerra de Troya. En las escenas iniciales se relata el desorden en que ha quedado sumida la casa de Odiseo tras su larga ausencia. Un grupo de pretendientes de su esposa Penélope está acabando con sus propiedades. A continuación, la historia se centra en el propio héroe. El relato abarca sus diez años de viajes, en el curso de los cuales se enfrenta a diversos peligros, como el cíclope devorador de hombres, Polifemo, y a amenazas tan sutiles como la que representa la diosa Calipso, que le promete la inmortalidad si renuncia a volver a casa. La segunda mitad del poema comienza con la llegada de Odiseo a su isla natal, Ítaca. Aquí, haciendo gala de una sangre fría y una paciencia infinitas, pone a prueba la lealtad de sus sirvientes, trama y lleva a efecto una sangrienta venganza contra los pretendientes de Penélope, y se reúne de nuevo con su hijo, su esposa y su anciano padre.
CANTO I
LOS DIOSES DECIDEN EN ASAMBLEA EL RETORNO DE ODISEO
LOS DIOSES DECIDEN EN ASAMBLEA EL RETORNO DE ODISEO
Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos,
que anduvo errante muy mucho después de Troya sagrada asolar;
vio muchas ciudades de hombres y conoció su talante,
y dolores sufrió sin cuento en el mar tratando
de asegurar la vida y el retorno de sus compañeros.
Mas no consiguió salvarlos, con mucho quererlo,
pues de su propia insensatez sucumbieron víctimas,
¡locas! de Hiperión Helios las vacas comieron,
y en tal punto acabó para ellos el día del retorno.
Diosa, hija de Zeus, también a nosotros,
cuéntanos algún pasaje de estos sucesos .
que anduvo errante muy mucho después de Troya sagrada asolar;
vio muchas ciudades de hombres y conoció su talante,
y dolores sufrió sin cuento en el mar tratando
de asegurar la vida y el retorno de sus compañeros.
Mas no consiguió salvarlos, con mucho quererlo,
pues de su propia insensatez sucumbieron víctimas,
¡locas! de Hiperión Helios las vacas comieron,
y en tal punto acabó para ellos el día del retorno.
Diosa, hija de Zeus, también a nosotros,
cuéntanos algún pasaje de estos sucesos .
Ambas epopeyas están escritas en un verso formal y elevado, en un lenguaje jamás empleado en la lengua normal; su métrica es el hexámetro. Es imposible establecer una distinción entre estas dos obras en el aspecto estilístico. Sin embargo, resulta fácil comprender por qué, desde la antigüedad, muchos lectores las han atribuido a dos autores diferentes. La Ilíada habla de las pasiones y plantea dilemas imposibles de resolver. No hay en ella auténticos villanos; Aquiles, Agamenón, Príamo y los demás personajes son víctimas de un universo trágico y cruel. En la Odisea, por el contrario, el mal es derrotado, triunfa la justicia y la familia, tristemente separada, se reúne de nuevo. La astucia, particularmente la de Odiseo, actúa como fuerza motriz a través de todo el relato.
ACTIVIDAD UNO
- Según la introducción, ¿Cómo estaba conformada la antigua Grecia?
- Según el título “POESÍA ÉPICA” ¿Cómo era la literatura de los primitivos habitantes de Grecia?
- ¿Quién fue HOMERO?
- ¿De qué hablan las obras la Ilíada y la Odisea?
- ¿Por qué se dice las obras mencionadas en el punto anterior pertenecen a autores diferentes?
- ¿A qué hacen referencia el fragmento de la Ilíada y el canto I de la Odisea?
2. LA LÍRICA
La poesía lírica procede de canciones acompañadas de la lira (instrumento musical), y en la antigua Grecia había dos tipos principales, la personal y la coral. La lírica personal se desarrolló en la isla de Lesbos. El poeta y músico Terpandro, que había nacido en Lesbos pero que vivió casi toda su vida en Esparta, está considerado como el primer poeta lírico griego porque fue el que antes compuso música y poesía. La mayor parte de sus poemas eran nomos o himnos litúrgicos en honor de Apolo, y cantados por un solo intérprete acompañado de la lira.
ALCEO (c. 600 a.C.), poeta griego, que creó la estrofa alcaica (un metro formado por estrofas de cuatro versos), que Horacio adaptó a la poesía lírica latina. Nació en la isla de Lesbos. Alceo fue el líder del movimiento contra el tirano de Lesbos, Pitaco; fue desterrado pero, una vez perdonado, regresó a Lesbos. De los diez libros de sus odas, sólo existen unos pocos poemas en forma fragmentaria; estos poemas, todos compuestos en dialecto eólico, tratan de su dolor por el estado de Lesbos, su odio hacia los tiranos y sus propios infortunios, si bien en algunos de los poemas alaba el amor y el vino.
SAFO Y LA LÍRICA
Safo (c. 600-? a.C.), poetisa lírica griega cuya fama hizo que Platón se refiriera a ella dos siglos después de su muerte como la décima musa. Nació en la isla de Lesbos, probablemente en Mitilene. Aunque no se sabe mucho acerca de su vida, perteneció al parecer a una familia noble y fue contemporánea del poeta lírico Alceo, de quien se supone fue su amante, y de Stesichorus. También se dice que se casó con un hombre rico de la isla de Andros y que tuvo una hija llamada Cleis. Otra leyenda, que no merece credibilidad alguna, sostiene que, tras ser rechazada por el joven marino Faón, se arrojó desde un acantilado en Léucade (una isla de la costa occidental de Grecia). No se sabe cuando murió, pero en sus poemas de última época se describe a sí misma como una anciana que goza de una vida tranquila, pobre, en armonía con la naturaleza.
Igual parece a los eternos Dioses
quien logra verse frente a ti sentado.
¡Feliz si goza tu palabra suave,
Suave tu risa!
A mí en el pecho el corazón se oprime
Sólo en mirarte; ni la voz acierta
De mi garganta a prorrumpir, y rota
Calla la lengua.
Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
Presto discurre; los inciertos ojos
Vagan sin rumbo; los oídos hacen
Ronco zumbido.
Cúbrome toda de sudor helado;
Pálida quedo cual marchita yerba;
Y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte,
Muerta parezco.
quien logra verse frente a ti sentado.
¡Feliz si goza tu palabra suave,
Suave tu risa!
A mí en el pecho el corazón se oprime
Sólo en mirarte; ni la voz acierta
De mi garganta a prorrumpir, y rota
Calla la lengua.
Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
Presto discurre; los inciertos ojos
Vagan sin rumbo; los oídos hacen
Ronco zumbido.
Cúbrome toda de sudor helado;
Pálida quedo cual marchita yerba;
Y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte,
Muerta parezco.
ACTIVIDAD DOS
1. ¿Qué diferencias se puede establecer entre la épica y la lírica griega?
2. ¿Quién fue Safo y qué trata su poema?
3. Dividamos el curso en grupos de cinco y cada grupo tome uno de los siguientes temas para exponer: tragedia, comedia, historia, oratoria o filosofía.
4. ACCIONES PARA RECONSTRUIR EL CONOCIMIENTO
A través de un mapa conceptual resumamos la temática vista. Para entregar al profesor.
5. ACCIONES PARA VERIFICAR EL CONOCIMIENTO
Realiza un pequeño ensayo a partir de la visualización de la película “TROYA” para entregar al profesor ocho (8) después de haberse visto dicha película. El ensayo debe ser de dos (2) hojas tamaño carta y manuscrito.
A través de un mapa conceptual resumamos la temática vista. Para entregar al profesor.
5. ACCIONES PARA VERIFICAR EL CONOCIMIENTO
Realiza un pequeño ensayo a partir de la visualización de la película “TROYA” para entregar al profesor ocho (8) después de haberse visto dicha película. El ensayo debe ser de dos (2) hojas tamaño carta y manuscrito.