El Romanticismo es un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el Reino Unido a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo, concediendo prioridad a los sentimientos. Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista. La libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso es que su rasgo revolucionario es incuestionable. Debido a que el romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo es que se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla; incluso dentro de una misma nación se desarrollan distintas tendencias proyectándose también en todas las artes.
Se desarrolló fundamentalmente en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra a Alemania hasta llegar a países como Francia, Italia, Argentina, España, México, etc. Su vertiente literaria se fragmentaría posteriormente en diversas corrientes, como el Parnasianismo, el Simbolismo, el Decadentismo o el Prerrafaelismo, reunidas en la denominación general de Postromanticismo, una derivación del cual fue el llamado Modernismo hispanoamericano. Tuvo fundamentales aportes en los campos de la literatura, el arte y la música. Posteriormente, una de las corrientes vanguardistas del siglo XX, el Surrealismo, llevó al extremo los postulados románticos de la exaltación del YO
Se desarrolló fundamentalmente en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra a Alemania hasta llegar a países como Francia, Italia, Argentina, España, México, etc. Su vertiente literaria se fragmentaría posteriormente en diversas corrientes, como el Parnasianismo, el Simbolismo, el Decadentismo o el Prerrafaelismo, reunidas en la denominación general de Postromanticismo, una derivación del cual fue el llamado Modernismo hispanoamericano. Tuvo fundamentales aportes en los campos de la literatura, el arte y la música. Posteriormente, una de las corrientes vanguardistas del siglo XX, el Surrealismo, llevó al extremo los postulados románticos de la exaltación del YO
CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL ROMANTICISMO
La conciencia del Yo como entidad autónoma y fantástica.
La primacía del Genio creador de un Universo propio.
La supremacía del sentimiento frente a la razón neoclásica.
La fuerte tendencia nacionalista.
La del liberalismo frente al despotismo ilustrado.
La de la originalidad frente a la tradición clasicista.
La de la creatividad frente a la imitación neoclásica.
La de la obra imperfecta, inacabada y abierta frente a la obra perfecta, concluida y cerrada.
La primacía del Genio creador de un Universo propio.
La supremacía del sentimiento frente a la razón neoclásica.
La fuerte tendencia nacionalista.
La del liberalismo frente al despotismo ilustrado.
La de la originalidad frente a la tradición clasicista.
La de la creatividad frente a la imitación neoclásica.
La de la obra imperfecta, inacabada y abierta frente a la obra perfecta, concluida y cerrada.
EL ROMANTICISMO EN ESPAÑA
CONCEPTO
El Romanticismo en España fue tardío y breve, más intenso, pues la segunda mitad del siglo XIX lo acapara el Realismo, de características antagónicas a la literatura romántica.
En España, el romanticismo es considerado complejo y confuso, con grandes contradicciones que comprenden desde la rebeldía y las ideas revolucionarias hasta el retorno a la tradición católico-monárquica. Respecto a la libertad política, algunos la entendieron como una mera restauración de los valores ideológicos, patrióticos y religiosos que habían deseado suprimir los racionalistas del siglo XVIII. Exaltan, pues, el Cristianismo, el Trono y la Patria, como máximos valores. el Duque de Rivas y José Zorrilla en España. Se basa en la ideología de la Restauración, que se origina tras la caída de Napoleón Bonaparte, y defiende los valores tradicionales representados por la Iglesia y el Estado. Por otro lado, otros románticos, como ciudadanos libres, combaten todo orden establecido, en religión, arte y política. Reclaman los derechos del individuo frente a la sociedad y a las leyes.
CARACTERÍSTICAS
En España, el romanticismo es considerado complejo y confuso, con grandes contradicciones que comprenden desde la rebeldía y las ideas revolucionarias hasta el retorno a la tradición católico-monárquica. Respecto a la libertad política, algunos la entendieron como una mera restauración de los valores ideológicos, patrióticos y religiosos que habían deseado suprimir los racionalistas del siglo XVIII. Exaltan, pues, el Cristianismo, el Trono y la Patria, como máximos valores. el Duque de Rivas y José Zorrilla en España. Se basa en la ideología de la Restauración, que se origina tras la caída de Napoleón Bonaparte, y defiende los valores tradicionales representados por la Iglesia y el Estado. Por otro lado, otros románticos, como ciudadanos libres, combaten todo orden establecido, en religión, arte y política. Reclaman los derechos del individuo frente a la sociedad y a las leyes.
CARACTERÍSTICAS
a. Culto al sentimiento. En el Romanticismo no importan las circunstancias externas al hombre, sino tan sólo su carácter y sus sentimientos.
b. Culto al yo y nueva valoración de la naturaleza. Como consecuencia de la primera característica, el hombre adquiere un nuevo valor, porque tiene un mundo interior del que carecen los demás elementos creados.
c. Subjetivismo. Esa característica anterior obliga a que el hombre analice según su visión personal, sin contar con la realidad externa, sólo con la interna. Por tanto se pierde el sentido de la objetividad, surgiendo un subjetivismo a ultranza.
d. Fuga del mundo circundante. Si la realidad se analiza desde la subjertividad, todo lo externo queda considerado no apto para esa realidad interior. En consecuencia el espíritu romántico se aleja de la realidad externa, del mundo circundante.
e. Exaltación de lo pretérito y de lo exótico. Por no aceptar el presente ni conocer el futuro, los románticos se alejan hacia el pasado como única solución («cualquiera tiempo pasado fue mejor») y transforman los lugares verdaderos de acuerdo con sus sueños.
f. Nacionalismo. Si se busca en el pasado, en el propio país ha habido cosas buenas. Por lo tanto, no hace falta acudir a otras naciones. La propia nación es suficientemente rica en todos los aspectos.
g. Choque con la realidad. De las características anteriores se deduce, puesto que acuden a otros tiempos y a otras condiciones, que el hombre romántico no acepta ni su tiempo ni sus condiciones, ni la realidad en que le ha tocado vivir.
h. Espíritu idealista. Si no acepta la realidad, debe provocar otra distinta, aunque no pueda ser sino mental. Esa realidad mental busca la perfección, y, en consecuencia, unos ideales que se manifiestan en todos los campos.
i. Ansia de libertad. El ideal que más busca es la libertad en lo social, en lo político... No olvidemos que hay una lucha en contra de la autoridad y del orden constituidos.
j. Lucha contra el Neoclasicismo. En lo literario el orden constituido era el Neoclasicismo. Por tanto, y en plena coherencia consigo mismos, no lo aceptan y adaptan las formas literarias a su gusto.
b. Culto al yo y nueva valoración de la naturaleza. Como consecuencia de la primera característica, el hombre adquiere un nuevo valor, porque tiene un mundo interior del que carecen los demás elementos creados.
c. Subjetivismo. Esa característica anterior obliga a que el hombre analice según su visión personal, sin contar con la realidad externa, sólo con la interna. Por tanto se pierde el sentido de la objetividad, surgiendo un subjetivismo a ultranza.
d. Fuga del mundo circundante. Si la realidad se analiza desde la subjertividad, todo lo externo queda considerado no apto para esa realidad interior. En consecuencia el espíritu romántico se aleja de la realidad externa, del mundo circundante.
e. Exaltación de lo pretérito y de lo exótico. Por no aceptar el presente ni conocer el futuro, los románticos se alejan hacia el pasado como única solución («cualquiera tiempo pasado fue mejor») y transforman los lugares verdaderos de acuerdo con sus sueños.
f. Nacionalismo. Si se busca en el pasado, en el propio país ha habido cosas buenas. Por lo tanto, no hace falta acudir a otras naciones. La propia nación es suficientemente rica en todos los aspectos.
g. Choque con la realidad. De las características anteriores se deduce, puesto que acuden a otros tiempos y a otras condiciones, que el hombre romántico no acepta ni su tiempo ni sus condiciones, ni la realidad en que le ha tocado vivir.
h. Espíritu idealista. Si no acepta la realidad, debe provocar otra distinta, aunque no pueda ser sino mental. Esa realidad mental busca la perfección, y, en consecuencia, unos ideales que se manifiestan en todos los campos.
i. Ansia de libertad. El ideal que más busca es la libertad en lo social, en lo político... No olvidemos que hay una lucha en contra de la autoridad y del orden constituidos.
j. Lucha contra el Neoclasicismo. En lo literario el orden constituido era el Neoclasicismo. Por tanto, y en plena coherencia consigo mismos, no lo aceptan y adaptan las formas literarias a su gusto.
TEMAS ROMÁNTICOS
Egocentrismo: El alma romántica no es dada desde fuera al individuo, sino que éste la crea cuando tiene conciencia de sus sentimientos. Convierte al individuo en singular y universal, de modo que el Universo sólo es posible concebirlo partiendo del conocimiento de sí mismo, pues el hombre es la imagen del Macrocosmos.
La Libertad: El reino de la libertad absoluta es el ideal romántico, el principio de toda ética romántica: libertad formal en el arte, entendida como necesidad del individuo para explorarse y explorar el mundo exterior, y para lograr la comunicación del Uno con el Todo, en una marcha progresiva hacia la infinitud.
El romántico se concibe como un ser libre, el cual se manifiesta como un querer ser y un buscador de la verdad. No puede aceptar leyes ni sumisión a ninguna autoridad.
El amor y la muerte: El romántico asocia amor y muerte. En el amor romántico hay una aceptación de la autodestrucción, de la tragedia, porque en el amor se deposita la esperanza en un renacer, en la armonía del Uno y el Todo. En el amor se encarna toda la rebeldía romántica.
Egocentrismo: El alma romántica no es dada desde fuera al individuo, sino que éste la crea cuando tiene conciencia de sus sentimientos. Convierte al individuo en singular y universal, de modo que el Universo sólo es posible concebirlo partiendo del conocimiento de sí mismo, pues el hombre es la imagen del Macrocosmos.
La Libertad: El reino de la libertad absoluta es el ideal romántico, el principio de toda ética romántica: libertad formal en el arte, entendida como necesidad del individuo para explorarse y explorar el mundo exterior, y para lograr la comunicación del Uno con el Todo, en una marcha progresiva hacia la infinitud.
El romántico se concibe como un ser libre, el cual se manifiesta como un querer ser y un buscador de la verdad. No puede aceptar leyes ni sumisión a ninguna autoridad.
El amor y la muerte: El romántico asocia amor y muerte. En el amor romántico hay una aceptación de la autodestrucción, de la tragedia, porque en el amor se deposita la esperanza en un renacer, en la armonía del Uno y el Todo. En el amor se encarna toda la rebeldía romántica.
La religión de los románticos: Las posturas románticas acerca de la religión son variadas. No obstante, en general la creencia no la fundan los románticos en ninguna norma establecida, en ninguna moral instituida, sino en un sentimiento interior y en una intuición esencial de lo divino que conduce a una unión mística con Dios. Para todos los románticos no existe Dios fuera del mundo y del hombre, y debemos actuar motivados por el entusiasmo y el amor.
Nacionalismo romántico y Literatura: La reivindicación del espíritu nacional, la manifestación de ese espíritu en las creaciones del pueblo y en los grandes poetas y la oposición al clasicismo francés favoreció el cultivo de literaturas nacionales modernas o románticas.
El Romanticismo en literatura significa libertad, en la elección de la forma y en la eleción del contenido. Se trata de una literatura revolucionaria por cuanto supone la liquidación de la norma clásica y la enemiga de los neoclasicistas.
REPRESENTANTES
El Romanticismo en literatura significa libertad, en la elección de la forma y en la eleción del contenido. Se trata de una literatura revolucionaria por cuanto supone la liquidación de la norma clásica y la enemiga de los neoclasicistas.
REPRESENTANTES
En el Romanticismo reaparecen en toda su pujanza todos los géneros literarios. Pero dos son especialmente importantes: lírica y teatro. Si bien autores como Bécquer o Rosalía son muy importantes y por su mentalidad pertenecen al Romanticismo, por la época en que viven los estudiaremos más tarde.
En poesía destacan dos formas principales: lírica y épica. En lírica (además de los autores de épica: Espronceda, Rivas y Zorrilla) destaca Gil y Carrasco.
José de Espronceda nació en Almendralejo (Badajoz) en 1808 y murió en Madrid en 1842. Desde muy joven tomó parte activa en la política de su tiempo. Perteneció a sociedades secretas e intervino en conspiraciones que le valieron el destierro. En el período del exilio viajó por distintos países europeos, dejando muestra de su espíritu apasionado y exaltado. Aunque escribió dramas y narraciones, su mayor acierto literario lo constituyen sus poemas. En ellos hay que distinguir dos grupos: los que tienen una extensión mayor como El estudiante de Salamanca o El diablo mundo, y las poesías líricas, donde se recoge un conjunto de conocidos poemas como Canción del pirata, Himno al sol, Canto del cosaco...
En poesía destacan dos formas principales: lírica y épica. En lírica (además de los autores de épica: Espronceda, Rivas y Zorrilla) destaca Gil y Carrasco.
José de Espronceda nació en Almendralejo (Badajoz) en 1808 y murió en Madrid en 1842. Desde muy joven tomó parte activa en la política de su tiempo. Perteneció a sociedades secretas e intervino en conspiraciones que le valieron el destierro. En el período del exilio viajó por distintos países europeos, dejando muestra de su espíritu apasionado y exaltado. Aunque escribió dramas y narraciones, su mayor acierto literario lo constituyen sus poemas. En ellos hay que distinguir dos grupos: los que tienen una extensión mayor como El estudiante de Salamanca o El diablo mundo, y las poesías líricas, donde se recoge un conjunto de conocidos poemas como Canción del pirata, Himno al sol, Canto del cosaco...
CANCIÓN DEL PIRATA
Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
.....
La luna en el mar riela
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul:
.....
Navega, velero mío
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
.....
Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.
.....
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Allá; muevan feroz guerra
Allá; muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí; tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
.....
Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pechos mi valor.
.....
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
.....
A la voz de "¡barco viene!"
es de vercómo vira y se previene
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
.....
En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riquezala belleza
sin rival.
.....
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
.....
¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena,
quizá; en su propio navío
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.
.....
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
.....
Son mi música mejora
quilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
.....
Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.
.....
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
.....
Enrique Gil y Carrasco nació en Villafranca del Bierzo en 1815 y murió en Berlín en 1846. Estudió humanidades con los agustinos y después la carrera de Derecho en Valladolid y en Madrid, obteniendo la licencitura en 1839. Fue amigo de Espronceda, y colaboró en el Semanario pintoresco. Escribió El señor de Bembibre, novela de espíritu poético, la leyenda El lago de Carucedo, artículos de costumbres, observaciones personales en Diario de viaje y numerosas poesías de carácter lírico.
Angel Saavedra, Duque de Rivas, nació en Córdoba en 1791. Perteneció al partido de los liberales que sufrieron destierro por su oposición a Fernando VII. Recorrió Francia, Inglaterra e Italia, donde entró en contacto con autores que cultivaron el estilo romántico. Al regresar a España en 1834, tras la amnistía concedida a todos los exiliados, estrena en Madrid uno de los más característicos dramas románticos: Don Alvaro o la fuerza del sino. Además de escribir otras obras dramáticas, el Duque de Rivas sobresale como escritor de romances, entre los que destaca el titulado Un castellano leal. Fallece en Madrid en 1865, cuando desempeñaba la función de Director de la Real Academia Española de la Lengua.
Siguiendo las preferencias del gusto neoclásico escribió antes de 1835 un buen número de obras de teatro, cuyo interés es tan escaso como el restante teatro del siglo XVIII. La fama como autor dramático le llegó con el estreno de Don Alvaro en 1835. Con el éxito de esta obra teatral, el Romanticismo encontraba las puertas abiertas en los restantes caminos del arte. La obra es uno de los ejemplos del anti- clasicismo romántico: no acepta ninguna de las normas aconsejadas por la preceptiva clasicista, esto es, rompe con las tres unidades; se mezcla la prosa y el verso; se cambia de lugares, de ambientes, de personajes; se fusiona lo trágico con lo cómico, etc. En cuanto al tema, los ingredientes no pueden ser más falsos y contradictorios: la casualidad de los hechos, el patetismo afectista, etc. De la crítica que hizo Larra de la obra apenas rescata otra cosa que "unos hermosísimos versos".
José Zorrilla nació en Valladolid en 1817 y murió en Madrid en 1893. Estudió Leyes en Toledo y Valladolid; dejó la carrera y huyó de casa de sus padres en 1836 para dedicarse a la poesía. Perteneció a la R. A. E. Siempre pasó apuros económicos, porque vendía sus obras por poco dinero. Por ello tuvo que escribir sin interrupción en perjuicio de la calidad literaria de muchas de sus obras. Escribió poesías líricas, leyendas y teatro. Lo más característico de él son las dos últimas. Entre las leyendas destacan A buen juez, mejor testigo, Margarita la tornera, El desafío del diablo... En prosa destaca su memoria Recuerdos del tiempo viejo. En Teatro Don Juan Tenorio (1844), El puñal del godo, Traidor, inconfeso y mártir... Don Juan Tenorio es su obra más importante, basada en El burlador de Sevilla de Tirso. También en el teatro se presentan dos facetas fundamentales: drama y comedia. En el drama, el Duque de Rivas y Zorrilla, que ya hemos visto; también destacan Martínez de la Rosa, García Gutiérrez y Hartzensbuch. Mientras, el único comediógrafo importante es Bretón de los Herreros.
Francisco Martínez de la Rosa nació en Granada en 1787 y murió en Madrid en 1862. Muy joven fue catedrático de Filosofía. Se metió en política y fue orador popular. Sufrió algunos destierros. Fue Director de la R. A. E. Escribió obras importantes como La conjuración de Venecia y Aben Humeya, escrita primero en francés y después en castellano por el mismo autor. En su obra se mezcla una persistencia de la comedia diezciochesca, una imitación de la tragedia griega y una inclinación romántica. Sus obras más románticas son las citadas, aunque tiene muchas más no sólo en teatro, sino también de los demás géneros literarios.
Antonio García Gutiérrez nació en Cádiz en 1815 y murió en Madrid en 1884. Huye de su casa y se alista como soldado voluntario. Aún en filas estrenó El Trovador (1836). Debido al éxito, abandonó la milicia y se dedicó a escribir. Perteneció a la R. A. E. Sus obras más importantes son El Trovador, Venganza catalana, Las cañas se vuelven lanzas. También escribió libretos de zarzuelas: El grumete... Pertenece a la última generación romántica.
Juan Eugenio Hartzensbuch nació en Madrid en 1806 y murió en Madrid en 1880. Se dedicó a la ebanistería por necesidad económica y al mismo tiempo a escribir por afición. Colaboró en distintas revistas. Fue Director de la Biblioteca Nacional y miembro de la R. A. E. Destacó como dramaturgo con su obra Los amantes de Teruel (1837), basado en el teatro del XVII, pero mezclando prosa y verso, y mejorando sensiblemente el argumento. En 1861 pubicó Fábulas. También escribió novelas. En su estilo destaca la concisión.
Manuel Bretón de los Herreros nació en Quel (Rioja) en 1796 y murió en Madrid en 1873. Fue soldado voluntario. Perteneció a distintas tertulias literarias. Director de la Biblioteca Nacional y Secretario Perpetuo de la R. A. E. Escribe poesías a la manera del XVIII. Escribe en 1817 A la vejez viruelas. Pese a convivir con el Romanticismo, apenas puede decirse que pertenezca a este movimiento, salvo en Elena (1834). Compone dramas históricos. Su verdadera producción es de carácter costumbrista, con comedias como ¡Muérete y verás!, El pelo de la dehesa, Marcela o ¿a cuál de las tres? Las características de su teatro son: ironía, comicidad, intención de divertir, acierto en la técnica dramática, satirizar sin acritud. No presenta pasiones exaltadas, no tiene demasiada profundidad; su filosofía es, en el fondo, pesimista: desdeña a la sociedad. En el verso es hábil y son graciosas sus letrillas humorísticas.
La Narrativa es el género con menos éxito en el Romanticismo; sin embargo, en esa época, podemos señalar en Novela a Gil y Carrasco (ya visto); en el costumbrismo, como Bretón en el teatro, a Mesonero Romanos y a Estébanez Calderón, y en didáctica a Donoso Cortés y Jaime Balmes.
Ramón de Mesonero Romanos nació y murió en Madrid (1803-1882). Fundó el Semanario Pintoresco Español (1836). Ingresa en la R.A.E. Tiene una facilidad extraordinaria para el relato, en el que la sátira mordaz está ausente por completo, «atacando más al vicio que al vicioso». Sus obras más importantes son: El antiguo Madrid, Escenas matritenses, Memorias de un setentón.
Serafín Estébanez Calderón (Málaga, 1799; Madrid, 1867). Fue Ministro, Consejero de Estado, Senador. Escribió Poesías, una novela histórica: Cristianos y moriscos y las Escenas andaluzas. Su estilo es trabajadísimo, arcaizante, con vocabulario y giros muy castizos, con preocupación por la pureza del lenguaje y por su carácter popular al mismo tiempo.
Juan Donoso Cortés nació en Badajoz en 1809 y muere en París en 1851. Fue profesor, escritor, político y orador. Escribió sobre todo el Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo. Era de actitud conservadora.
Jaime Balmes nace y muere en Vich (1810-1848). Sacerdote y catedrático de Matemáticas. Dirigió varias revistas. Aparte de sus artículos, escribió El protestantismo comparado con el catolicismo en sus relaciones con la civilización europea, El Criterio, y obras sobre filosofía y política.
Mariano José de Larra nació en Madrid en 1809. Es el autor más importante en prosa de todo el Romanticismo, gracias a sus artículos de costumbres. Intervino como autor secreto de varios folletos ilegales en la política de su tiempo. Su matrimonio fue un fracaso. Su amante también lo abandona y se suicidó en 1837. Era de carácter poco agradable, aunque de gran talento.
Entre sus obras hay que destacar la novela El doncel de don Enrique el doliente, la tragedia del mismo tema Macías, algunas poesías, y, en lo que más destaca, que son los artículos periodísticos. Estos adquieren gran valor, puesto que en ellos se habla de todos los temas propios de la opinión pública: costumbres, sociales, políticos... Larra no cree en los dogmas literarios, pero, a pesar de todo, escribe abundantemente en favor de la Literatura.
Angel Saavedra, Duque de Rivas, nació en Córdoba en 1791. Perteneció al partido de los liberales que sufrieron destierro por su oposición a Fernando VII. Recorrió Francia, Inglaterra e Italia, donde entró en contacto con autores que cultivaron el estilo romántico. Al regresar a España en 1834, tras la amnistía concedida a todos los exiliados, estrena en Madrid uno de los más característicos dramas románticos: Don Alvaro o la fuerza del sino. Además de escribir otras obras dramáticas, el Duque de Rivas sobresale como escritor de romances, entre los que destaca el titulado Un castellano leal. Fallece en Madrid en 1865, cuando desempeñaba la función de Director de la Real Academia Española de la Lengua.
Siguiendo las preferencias del gusto neoclásico escribió antes de 1835 un buen número de obras de teatro, cuyo interés es tan escaso como el restante teatro del siglo XVIII. La fama como autor dramático le llegó con el estreno de Don Alvaro en 1835. Con el éxito de esta obra teatral, el Romanticismo encontraba las puertas abiertas en los restantes caminos del arte. La obra es uno de los ejemplos del anti- clasicismo romántico: no acepta ninguna de las normas aconsejadas por la preceptiva clasicista, esto es, rompe con las tres unidades; se mezcla la prosa y el verso; se cambia de lugares, de ambientes, de personajes; se fusiona lo trágico con lo cómico, etc. En cuanto al tema, los ingredientes no pueden ser más falsos y contradictorios: la casualidad de los hechos, el patetismo afectista, etc. De la crítica que hizo Larra de la obra apenas rescata otra cosa que "unos hermosísimos versos".
José Zorrilla nació en Valladolid en 1817 y murió en Madrid en 1893. Estudió Leyes en Toledo y Valladolid; dejó la carrera y huyó de casa de sus padres en 1836 para dedicarse a la poesía. Perteneció a la R. A. E. Siempre pasó apuros económicos, porque vendía sus obras por poco dinero. Por ello tuvo que escribir sin interrupción en perjuicio de la calidad literaria de muchas de sus obras. Escribió poesías líricas, leyendas y teatro. Lo más característico de él son las dos últimas. Entre las leyendas destacan A buen juez, mejor testigo, Margarita la tornera, El desafío del diablo... En prosa destaca su memoria Recuerdos del tiempo viejo. En Teatro Don Juan Tenorio (1844), El puñal del godo, Traidor, inconfeso y mártir... Don Juan Tenorio es su obra más importante, basada en El burlador de Sevilla de Tirso. También en el teatro se presentan dos facetas fundamentales: drama y comedia. En el drama, el Duque de Rivas y Zorrilla, que ya hemos visto; también destacan Martínez de la Rosa, García Gutiérrez y Hartzensbuch. Mientras, el único comediógrafo importante es Bretón de los Herreros.
Francisco Martínez de la Rosa nació en Granada en 1787 y murió en Madrid en 1862. Muy joven fue catedrático de Filosofía. Se metió en política y fue orador popular. Sufrió algunos destierros. Fue Director de la R. A. E. Escribió obras importantes como La conjuración de Venecia y Aben Humeya, escrita primero en francés y después en castellano por el mismo autor. En su obra se mezcla una persistencia de la comedia diezciochesca, una imitación de la tragedia griega y una inclinación romántica. Sus obras más románticas son las citadas, aunque tiene muchas más no sólo en teatro, sino también de los demás géneros literarios.
Antonio García Gutiérrez nació en Cádiz en 1815 y murió en Madrid en 1884. Huye de su casa y se alista como soldado voluntario. Aún en filas estrenó El Trovador (1836). Debido al éxito, abandonó la milicia y se dedicó a escribir. Perteneció a la R. A. E. Sus obras más importantes son El Trovador, Venganza catalana, Las cañas se vuelven lanzas. También escribió libretos de zarzuelas: El grumete... Pertenece a la última generación romántica.
Juan Eugenio Hartzensbuch nació en Madrid en 1806 y murió en Madrid en 1880. Se dedicó a la ebanistería por necesidad económica y al mismo tiempo a escribir por afición. Colaboró en distintas revistas. Fue Director de la Biblioteca Nacional y miembro de la R. A. E. Destacó como dramaturgo con su obra Los amantes de Teruel (1837), basado en el teatro del XVII, pero mezclando prosa y verso, y mejorando sensiblemente el argumento. En 1861 pubicó Fábulas. También escribió novelas. En su estilo destaca la concisión.
Manuel Bretón de los Herreros nació en Quel (Rioja) en 1796 y murió en Madrid en 1873. Fue soldado voluntario. Perteneció a distintas tertulias literarias. Director de la Biblioteca Nacional y Secretario Perpetuo de la R. A. E. Escribe poesías a la manera del XVIII. Escribe en 1817 A la vejez viruelas. Pese a convivir con el Romanticismo, apenas puede decirse que pertenezca a este movimiento, salvo en Elena (1834). Compone dramas históricos. Su verdadera producción es de carácter costumbrista, con comedias como ¡Muérete y verás!, El pelo de la dehesa, Marcela o ¿a cuál de las tres? Las características de su teatro son: ironía, comicidad, intención de divertir, acierto en la técnica dramática, satirizar sin acritud. No presenta pasiones exaltadas, no tiene demasiada profundidad; su filosofía es, en el fondo, pesimista: desdeña a la sociedad. En el verso es hábil y son graciosas sus letrillas humorísticas.
La Narrativa es el género con menos éxito en el Romanticismo; sin embargo, en esa época, podemos señalar en Novela a Gil y Carrasco (ya visto); en el costumbrismo, como Bretón en el teatro, a Mesonero Romanos y a Estébanez Calderón, y en didáctica a Donoso Cortés y Jaime Balmes.
Ramón de Mesonero Romanos nació y murió en Madrid (1803-1882). Fundó el Semanario Pintoresco Español (1836). Ingresa en la R.A.E. Tiene una facilidad extraordinaria para el relato, en el que la sátira mordaz está ausente por completo, «atacando más al vicio que al vicioso». Sus obras más importantes son: El antiguo Madrid, Escenas matritenses, Memorias de un setentón.
Serafín Estébanez Calderón (Málaga, 1799; Madrid, 1867). Fue Ministro, Consejero de Estado, Senador. Escribió Poesías, una novela histórica: Cristianos y moriscos y las Escenas andaluzas. Su estilo es trabajadísimo, arcaizante, con vocabulario y giros muy castizos, con preocupación por la pureza del lenguaje y por su carácter popular al mismo tiempo.
Juan Donoso Cortés nació en Badajoz en 1809 y muere en París en 1851. Fue profesor, escritor, político y orador. Escribió sobre todo el Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo. Era de actitud conservadora.
Jaime Balmes nace y muere en Vich (1810-1848). Sacerdote y catedrático de Matemáticas. Dirigió varias revistas. Aparte de sus artículos, escribió El protestantismo comparado con el catolicismo en sus relaciones con la civilización europea, El Criterio, y obras sobre filosofía y política.
Mariano José de Larra nació en Madrid en 1809. Es el autor más importante en prosa de todo el Romanticismo, gracias a sus artículos de costumbres. Intervino como autor secreto de varios folletos ilegales en la política de su tiempo. Su matrimonio fue un fracaso. Su amante también lo abandona y se suicidó en 1837. Era de carácter poco agradable, aunque de gran talento.
Entre sus obras hay que destacar la novela El doncel de don Enrique el doliente, la tragedia del mismo tema Macías, algunas poesías, y, en lo que más destaca, que son los artículos periodísticos. Estos adquieren gran valor, puesto que en ellos se habla de todos los temas propios de la opinión pública: costumbres, sociales, políticos... Larra no cree en los dogmas literarios, pero, a pesar de todo, escribe abundantemente en favor de la Literatura.
Gustavo Adolfo Becquer
BIOGRAFÍA DE GUSTAVO ADOLFO BECQUER
Originario de Sevilla, España, Bécquer nació el 17 de febrero de 1836 siendo su padre un célebre pintor del costumbrismo sevillano quien dejó huérfano a Adolfo a los cinco años; comenzó sus primeros estudios en el colegio de San Antonio Abad, para luego pasar a tomar la carrera náutica en el colegio de San Telmo.A los nueve años quedó huérfano también de madre y salió del anterior colegio para ser acogido por su madrina de bautismo. A la edad de diecisiete años dejó a su madrina y a la buena posición que ésta le proporcionaba para viajar a Madrid en busca de fortuna a través del campo de las letras que se le daba con facilidad. Como es conocido, no era fácil subsistir de la literatura y paradójicamente, Bécquer que deseaba encontrar fortuna lo que abundó fueron escaseces, por lo que se vio obligado a servir de escribiente en la Dirección de Bienes Nacionales, donde su habilidad para el dibujo era admirada por sus compañeros, pero fue motivo de que fuera cesado al ser sorprendido por el Director haciendo dibujos de escenas de Shakespeare. De este modo volvió Gustavo a vivir de sus artículos literarios que eran entonces de poca demanda por lo que alternó esta actividad con la elaboración de pinturas al fresco. Tiempo después encontró una plaza en la redacción de "El Contemporáneo" y fue entonces que escribió la mayoría de sus leyendas y las "Cartas desde mi celda".En 1862 llegó a vivir con Bécquer su hermano Valeriano, célebre en Sevilla por su producción pictórica pero no por eso más afortunado que Gustavo, y juntos vivieron al día uno traduciendo novelas o escribiendo artículos y el otro dibujando y pintando por destajo; mucho les costó a los hermanos salir adelante de su infortunio y con el tiempo lograron juntos una modesta estabilidad que les permitía a uno retratar por obsequio y al otro escribir una oda por entusiasmo. Como legado para la literatura del mundo, Gustavo Adolfo Bécquer dejó sus "Rimas" a través de las cuales deja ver lo melancólico y atormentado de su vida; en el género de las leyendas escribió la célebre "Maese Pérez el Organista", "Los ojos verdes", "Las hojas secas" y "La rosa de pasión" entre varias otras. Escribió esbozos y ensayos como "La mujer de piedra", "La noche de difuntos", "Un Drama" y "El aderezo de esmeraldas" entre una variedad similar a la de sus leyendas. Hizo descripciones de "La basílica de Santa Leocadia", el "Solar de la Casa del Cid" y el "Enterramiento de Garcilaso de la Vega", entre otras. Por último, dentro del costumbrismo o folklor español escribió "Los dos Compadres", "Las jugadoras", la "Semana Santa en Toledo", "El café de Fornos" y otras más. En septiembre de 1870 dejó de existir Valeriano, duro golpe para Gustavo, que pronto enfermó sin ningún síntoma preciso, de pulmonía que se convirtió luego en hepatitis para tornarse en una pericarditis que pronto había terminar su vida el 22 de diciembre de ese mismo año.
Tu pupila es azul y, cuando ríes,
su claridad süave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul y, cuando lloras,
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una vïoleta.
Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde
una perdida estrella.
MAPA CONCEPTUAL
EL ROMANTICISMO
------------------------------------------------------------
----------------------------------------------------------
-----------------------------------------------------------